Quisiera que viajes
Carta al futuro viajero
Quisiera que:
Dejes todos tus meticulosos planes para “un futuro mejor” y salgas a buscarlo.
Dejes de preocuparte por quién te va a cuidar cuando seas viejo y empieces a cuidar de vos ahora.
No te conformes con la idea de trabajar toda tu vida para, tal vez, algún día, hacer ese viaje que tanto soñás por Europa, China o donde sea.
Quisiera que viajes, despacito, a tu ritmo y con tus propias ideas.
Es cierto, no es lo mismo para todos. Hay quienes tienen que ahorrar por 10 años para comprar un pasaje de avión y quienes reciben un poco de ayuda. Algunos son alentados por sus familias y otros ignorados. Muchos salen para encontrarse a sí mismos y algunos pocos lo hacen porque ya saben quiénes son y qué quieren. También hay quienes, además de plata, deben ahorrar medicinas y mucha fuerza de voluntad. Pero ninguno ha reparado en excusas para no hacerlo.
Es cierto que muchas veces se empieza señalando con el dedo: “lo hace porque puede” o “yo también lo haría si tuviese su misma suerte”. Hasta que un día conoces a otras personas con no tanta “suerte” que también lo hicieron y te empiezas a preguntar “qué pasaría si…”
Quisiera que descubras por vos mismo que el que viaja no se ha tomado un año sabático ni disfruta de unas largas vacaciones. No hay nada más alejado de eso.
Entonces te preguntarás de qué se trata esto de dejarlo todo por un tiempo indeterminado y salir a descubrir qué hay en el mundo. Dejame que te cuente:
Hubo días en los que no sentí mis pies por el frío y la lluvia, mis medias llevaban muchas horas mojadas y mis pies parecían dos bloques de hielo. Tuve hambre. Tuve mucha sed, tanta que mis mayores deseos en la vida llegaron a ser una gaseosa y hielo. Lloré de miedo por la noche y también de tristeza. Me dolió todo el cuerpo por el esfuerzo físico. Muchas veces no tuve un lugar donde refugiarme del viento, del frío intenso o del calor sofocante. Me rendí. Me enojé con todos. Extrañé demasiado a mi familia, a mis perros y a mi zona de confort. Aun así, quisiera que viajes.
Me encontré con un poco de lo que me habían advertido. Me quisieron robar. Me exigieron plata a los gritos, en otro idioma y por la noche. Me patearon los bolsos. Me empujaron. Aun así, quisiera que viajes.
Pasé mucho tiempo en casas ajenas pidiendo permiso para dormir, para ir al baño y para tomar agua. Me cansé de estar de prestado en todos lados. Soñé con mi propio lugar, algo que antes tuve. Quise llorar y no pude por no tener un lugar privado para hacerlo; en casa ajena siempre necesitás estar sonriendo y predispuesto para devolver tanta hospitalidad. Aun así, quisiera que viajes.
Pasé muchos días sin una ducha y casi siempre mi ropa estaba sucia. Me di cuenta de que no era lo mismo una excursión de cinco días sin baño que una aventura de muchos meses. Me enfermé y no tuve un lugar para hacer reposo. Aun así, quisiera que viajes.
Pero lo más importante de todo, es que elegí pasar por todo esto. Elegí dejar mi casa, mis amigos, mi familia, mi cama calentita, mi ducha de todos los días, mi vida estable. Elegí no saber dónde dormir, qué comer y cómo seguir camino. Tuve la oportunidad de elegir todo esto por un tiempo. Y, ¿saben qué? Lo volvería a hacer mil veces más.
Futuro viajero: quiero que lo sepas, porque quisiera que viajes y no te rindas a la primera, empezando por las personas que no confían en que sos capaz.
Empezaron diciéndome “¿vos, mochilera?”, “¿vos, hostel?”. Una vez que lo hice, se transformó en “¿vos, trabajos físicos de limpieza y de campo?” “¿vos, turnos de 13 horas?”. Y luego fue “¿vos, viajar en bicicleta?” “¿vos, vivir en carpa?”. Siempre va a haber quien crea que no sos capaz, pero lo importante es la confianza que tengas en vos mismo. Las frases que tienen que sonar en tu cabeza son “yo puedo” y “lo voy a hacer”.
Quiero que:
Cuando veas la primera lluvia sepas que es verdad que luego sale el arcoíris, y el más hermoso.
Cuando te duela el frío sepas que te esperan noches al lado de un fogón, con música y charlas en idiomas que ni siquiera sabías que hablabas.
Cuando te duelan las rodillas de tantas horas recolectando chauchas sepas que, al final del día, el atardecer en el campo va a ser el más mágico de tu vida.
Cuando sientas que molestás y que estás de prestado, sepas que para esa persona que te está alojando en su casa puede que signifiques un cambio, una idea, una familia, un recuerdo, una esperanza o un amigo de toda la vida.
Quiero que sepas que:
Segundos después de un intento de asalto, alguien te va a abrir las puertas de su casa y te va a tratar como a un hijo.
Horas después de que alguien te exija plata de manera amenazante, a los gritos y en un idioma incomprensible, alguien va a pagar tu compra del súper si te quedaste sin cambio.
Cuando pases muchos días de calor y transpiración, vas a encontrar mucho más que una ducha, vas a encontrar a un amigo.
Cuando necesites un sitio seguro y cálido donde dormir, alguien te va a ofrecer su casa y es probable que ese alguien sea de alguna religión que no conoces y aprendas a escucharlo.
Era cierto que el mundo a veces puede ser peligroso, pero no hay nada más peligroso que quedarte en casa.
Es probable que nunca tengas un sitio estable donde dormir y que debas cambiar todas las semanas o todos los días, pero gracias a eso vas a desayunar todos los días en un lugar distinto. Vas a poder elegir si querés tomar el café mirando a la montaña o al lago. Vas a poder acomodarte a donde dé el sol y disfrutar del aire de la mañana.
Vas a aprender:
A decir hola y gracias en al menos cinco idiomas diferentes y vas a desarrollar una habilidad increíble para hablar con las manos.
Que hay más opciones en la vida. Que si empezaste desde cero una vez, sin nada y en un lugar lejano, podés hacerlo de nuevo siempre que quieras.
Que no basta con visitar un lugar por un par de días. Es necesario vivir ahí, trabajar, ir al supermercado y hacer amigos para entender mejor cómo viven y por qué.
Quiero que sepas que cuando dejes tu casa no vas a dejar tu zona de confort para siempre. En todo el camino y durante toda tu vida vas a ir creando nuevas zonas de confort. Te va a llevar semanas desprenderte de algunas, pero a otras sólo las saludarás con un hasta luego y una sonrisa.
Y un día, vas a querer volver. Y vas a volver. Pero ese no será el fin del mundo sino el inicio de un nuevo viaje.
Categorías: Reflexiones en viaje
Gracias por tan belleza nota… Me hiciste sentir en cada palabra, me emocione…
Gracias me das el valor que estoy buscando para dejar todo y viajar.
La verdad y de todo corazón: gracias!
Me emocioné mucho, me hizo reir y tambien se me piantó una lagrima
Genial. Me gusto muchisimo. Lei la nota porque sentia que algo asi quería y necesitaba escuchar. Son mas dudas que uno tiene antes de viajar y dejar trabajo, familia, lugar de confort, futuras propuestas, etc. Supongo que no debe ser fácil. Gracias una vez mas por dejar sus palabras para que futuros viajeros lo lean. Gracias por compartir!
Gracias me emociono las palabras,es bueno ir lejos de casa, probar la vida, eso es resilencia, cumplir el sueño cambiar el futuro, una vez fui mochilera de Chiloé a santiago y en el ultimo minuto nos tomo un empresario en su mbb y pago nuestra comida y llegue a Santiago en el mejor auto, escuche tantas historias en ese viaje que jamás olvidare,ahora me preparo para un viaje mas largo.
Lindo. Me reflejó absolutamente. He sido «patipera» desde los 18 años y he pasado los días más maravillosos viajando. No hay mejor experiencia que conocer otras culturas….es parte del crecimiento personal, te hace más tolerante y permite ver lo pequeñas que son nuestras «necesidades» comparadas con las de otras personas en distintos ambientes….se puede!!!…los animo a viajar. Y ojo!!!…la edad no es una limitación ….y el dinero tampoco!!!
Hermoso