De CUBA al mundo

Rodo 1

Una entrevista que duró cuatro días (el sueño de todo periodista) y un artículo que me llevó más de un mes empezar a escribir. ¿Cómo hablar sobre Cuba sin hablar de política? ¿Cómo escribir la historia de Rodo sin generar polémica?


Ésta es la historia de un simple viajero que quiso salir a descubrir las rutas del mundo, como cualquier otro. Todos sacrificamos cosas cuando nos vamos, todos hacemos elecciones y dejamos parte de nuestra vida atrás por un futuro incierto, pero nadie la luchó tanto como él.

Con 16 años tenía en claro lo que quería:

“volar tan lejos como el viento me pudiera llevar”

Así lo dice y así queda estampado en el primer capítulo de su blog.  Pero también sabía que con un sueldo de 20 dólares al mes era imposible conseguir la plata para comprar el pasaje y pagar el impuesto que le exigía el gobierno para salir del país (más allá de lo complicado que era conseguir una carta de invitación sin siquiera tener Internet).

Salir de Cuba también implicaba no volver a ver a su familia por un largo tiempo. Sin embargo, se encargó de montar un negocio ilegal de panadería para poder reunir la plata que necesitaba (ilegal porque está prohibido tener ingresos “extras”, con todo el sentido que un gobierno comunista puede otorgarle a eso).  Un amigo lo ayudó a conseguir los hornos, otro los ingredientes, y así fue juntando uno a uno los dólares que necesitaba. Cuando cumplió 18 años, conoció a una ucraniana que le consiguió la famosa carta de invitación o “carta de la libertad”, como le dice Rodo y, con 50 dólares y una mochila de mano, partió para la fría Kiev (capital de Ucrania), sin hablar el idioma, sin ningún conocido que lo esté esperando, sin reserva monetaria y sin la más remota idea de cómo iba a sobrevivir.

12 años después, aterriza en Copenhague y tenemos el gusto de conocerlo en persona y de compartir con él cuatro días.

-¿Y cómo lo reconocemos? Le pregunto a Uli mientras sostengo el cartel de bienvenida frente a la puerta de ARRIVALS/LLEGADAS.

– Es alto, lo vamos a ver. Me responde.

A los 15 minutos y camuflado entre otras personas, lo vemos llegar.  Traía una pequeña valija negra con rueditas en lugar de la gastada mochila de mano con la que cruzó fronteras y subsistió por tantos años.  No era para nada alto como lo imaginamos (quizás por la grandeza de su historia), pero su sonrisa era enorme.

Es que claro, uno lee su historia y piensa que es algo que está pasando ahora cuando en realidad ocurrió hace más de una década. Hoy, con 30 años, Rodo vive en Rochester (EEUU)  con sus padres a los que sacó de Cuba, estudió dos carreras y tiene su propia empresa de viajes “Rodo Tours”. Nada mal para un chico que empezó el viaje de su vida con 50 dólares y la ropa que tenía puesta.

En enero de este año, 2014, creó un blog de viajes, como cualquier otro, para una maestría. Él sólo pretendía escribir sobre los viajes que estaba realizando con su empresa; subir fotos de sus ciudades preferidas, contar la experiencia y dar consejos a viajeros (lo que todos hacemos). Pero se encontró con la difícil tarea de explicarles a sus lectores cómo es que un cubano está viajando por todo el mundo. Y así nació el capítulo 1, que en realidad iba a ser el único y a modo introductorio a su persona.

En los blogs, como en la vida y en los viajes, nunca se sabe qué rumbo van a tomar las cosas. A partir de esa pequeña introducción, empezó a recibir mensajes de todas partes del mundo, especialmente de la comunidad cubana en el exilio, pidiéndole que cuente más y con más detalles lo que pasó en esos  años desde que salió de Cuba por primera vez hasta que, finalmente, logró su cometido y llegó a Estados Unidos.

estatua de la libertad

Regalo que nos trajo Rodo de Estados Unidos

Estados Unidos nos hace ruido a los argentinos. Para algunos es difícil leer en la historia de Rodo que “Estados Unidos es la tierra de la libertad”. Muchos lo juzgan por esa simple frase, algunos ni siquiera se toman el trabajo de leer la historia completa para averiguar por qué dice eso.

“La tierra de la libertad es donde uno se siente bien y se puede realizar como persona”, me dice Rodo.  Podría haber sido España, Perú o Ucrania, pero en Estados Unidos tenía familia y si su plan funcionaba, en algunos años, reuniría a sus padres con sus abuelos.

Tiene prohibida la entrada a Cuba pero siempre va a ser su patria. Extraña el calor, la calidez de la gente, las callecitas del malecón y  la fraternidad entre los vecinos. José Martí es uno de sus escritores preferidos porque habla de la libertad, y es el tema favorito de este cubano que vivió mil infiernos para lograr la suya.

«La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.» José Martí

El invierno gélido de una Kiev sumergida en una gran crisis económica, las deportaciones que lo llevaron al punto de origen sin nada, los estafas de personas a las que les entregó todo lo que tenía pensando que podían ayudarlo, las negaciones de visados, el cruce de fronteras en Centroamérica a manos de coyotes y el tiempo que pasó preso en México, parecen ser un simple recuerdo para él:  “No es nada, hay muchos cubanos que pasaron y están pasando por lo mismo en este momento”, dice Rodo.  Pero él fue el primero en escribirlo y, automáticamente, se convirtió en la voz de las comunidades de cubanos exiliados de todas partes del mundo.

Miles de cubanos se identificaron con la historia y miles de personas de otras nacionalidades se conmovieron y se siguen conmoviendo. Parecería exagerado decir “miles”, pero creo que es un buen promedio. Cuatro días pasó con nosotros en Copenhague y no pararon de llegarle mensajes a la página, al e-mail y a Facebook. Cada cinco minutos o menos, le llegaba un mensaje de alguien que acababa de llorar con su historia, una invitación a Italia, España, Uruguay o México (de la misma manera que nosotros lo invitamos a Dinamarca) y hasta, incluso, personas que creían que estaba viviendo todo eso en este preciso momento y que se ofrecían a ayudarlo económicamente.

Según sus profesores de la Universidad,  esta historia puede hacer que cambie la imagen del inmigrante en Estados Unidos. Le pidieron permiso para utilizarla en sus cátedras ya que consideran que si los estudiantes conociesen cuán difícil es llegar al país y por qué se quiere llegar, se podría producir un cambio de conciencia y ayudaría a la integración.

A pesar de recibir tantos mensajes alentadores y de tener la admiración de sus profesores, sigue siendo la misma persona humilde que salió de Cuba a los 18 años. Cuando le pregunté cual fue el peor momento de su viaje, me sorprendió con la respuesta. Me dijo que el peor momento fue cuando cruzaba la frontera de Honduras a Guatemala, en la oscuridad, entre pantanos y montes y guiado por un coyote. Pero no tenía miedo de morir a manos de los coyotes en el medio de ese monte, ¡¡su miedo eran las ranas!!! Había tantas ranas en esos pantanos y saltaban de un lado a otro. Cientos de ranas y las sentía en todo el cuerpo. Es así amigos, nuestro valiente aventurero tiene fobia a las ranas y ese es su peor recuerdo del viaje, ¿pueden creerlo?

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Paseando por una fría Copenhague

Rodo nos visitó por cuatro días con la excusa de conocer Copenhague, pero lo que menos hicimos fue recorrer. El frío nos sirvió como excusa para quedarnos conversando, preparando riquísima comida cubana y tomando mates. Hace algunos años tuve la suerte de viajar a Cuba y de conocer, en primera persona, ese país al que muchos de mis compañeros universitarios proclamaban. Tuve la suerte de hablar con cubanos de todas las edades y de constatar que Cuba no es ese país idílico que muchos proclaman al gritar: “¡seamos como Cuba!”. Debo decir que de todas las personas a las que escuché decir esto, ninguna visitó el país ni habló con un cubano. Cuba está muy lejos de ser el país por el que luchó el Che Guevara. Hay muchas cosas que quedaron en la teoría y que no existen en la práctica.

“Me haces esos comentarios y se me estruje el alma. No es tan fácil hablarlo. Son tantas cosas y es mi país, es mi gente” responde Rodo ante mis consultas sobre política.  Podría contarles muchas de sus respuestas, sobre todo las relacionadas con el famoso BLOQUEO, que muchas veces se usó de excusa (nadie discute de que sea indefendible, como todos los movimientos políticos del gobierno estadounidense).

Pero acá no estamos para hablar de comunismo ni de capitalismo. Acá hay una historia de una viajero, como muchos otros, que decidió emprender el viaje de su vida cual Odiseo, a pesar de las dificultades que eso implicaba. De todas formas, la realidad cubana está reflejada en su página web y en primera persona.

Los datos expuestos acá son simples adelantos de una historia que te hace reír y llorar, pero sobre todo que INSPIRA.  “Si Rodo pudo, nosotros tenemos que poder”, decíamos mientras leíamos esta historia que quizás pronto sea libro y salga a dar la vuelta al mundo con su protagonista.

Los invito a leerla haciendo click en el logo de su página: rodo logo 2

5 Comentarios »

  1. Hermoso reportaje de un personaje unico, un ser especial que supo lichar y confiar en Dios para lograr su sueño. Un icono y ejemplo a seguir. Le tengo gran admiracion y espero que algun dia Dios cruce los caminos para conocerle en persona. Sigan su ejemplo… Felicidades

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