Crónica de un viaje a ISLANDIA

Crónica de un viaje a Islandia

El pre-viaje

Acabábamos de cobrar nuestro segundo sueldo como dishwasher en Copenhague y ya se nos habían ido las ganas de ahorrar (aunque era la primera vez en ocho meses que podíamos hacerlo). Laundromat Café, el lugar donde yo trabajo, es de un islandés y, por lo tanto, la mayoría de los empleados son de Islandia. Dos meses escuchando hablar de ese país remoto, dos meses viendo fotos de volcanes y de glaciares, fue suficiente como para que me terminase de convencer que apenas tenga la plata para comprar el pasaje, tenía que ir.

Desde Copenhague, todos los vuelos internacionales son caros, pero como hay una gran cantidad de islandeses viviendo en Dinamarca (Islandia fue colonia de Dinamarca hasta la Segunda Guerra Mundial), este es el mejor lugar para conseguir promociones aéreas a ese país.

De manera muy inocente, chequeamos el clima para dentro de un mes, vimos que no había tormentas y que había noches despejadas (necesario para ver la aurora boreal) y compramos los pasajes para el viernes 28 de noviembre. Luego, una vez en Islandia, nos enteraríamos que el clima en ese país sólo es predecible con pocos días de antelación y que en los lugares cerca del ártico, todo puede cambiar en cuestión de minutos.

Tuvimos un mes para planear nuestros cuatro días en Islandia. Sólo teníamos cuatro, porque aprovechamos el fin de semana que yo no trabajaba y pude pedir un día. ¿Poco?, poquísimo. El país tiene tanto para conocer que lo ideal sería ir por un mes, o por qué no, vivir por un año. Pero como siempre decimos, cuatro  días es mejor a nada, ¿no?

Mis compañeros de trabajo me tiraron abajo la idea de hacer dedo o hitchhiking en esta época del año. Entre risas, me explicaron que no sólo hay pocas horas de luz sino que, generalmente, hay tormentas y llueve o nieva con mucho viento. Bien, ¿y ahora qué hacemos? Y volvimos a considerar la opción de alquilar un auto.

Hace dos meses, desterramos el mito de que alquilar un auto en sumamente caro. No sólo que es más accesible que pagar un hostel o un transporte (ya sea tren o colectivo) sino que, además, te permite moverte por dónde quieras e incluso adelantar kilómetros por la noche. Claro que es un método factible cuando estás trabajando y con un sueldo fijo, como nosotros gracias a la Visa Working Holiday de Dinamarca; si  sos un viajero que tiene un cierto monto limitado y que está recorriendo países, no te conviene. Nosotros decidimos gastarnos hasta la última Corona Danesa porque sabíamos que pronto cobraríamos el sueldo de noviembre.

Fue así como decidimos hacer auto camping (dormir en el auto), teniendo en cuenta que teníamos que llevar nuestras bolsas de dormir de -10 grados ya que la temperatura por aquellos lados era de 0°C y la sensación térmica ni me imagino.

Sacamos los pasajes por eDreams con WOW Airlines, una aerolínea low cost. No pagamos los 60 Euros que nos pedía el sitio por  llevar 1 bolso pensando que con las dos mochilas de mano estaríamos bien. Cuando nos acordamos que teníamos que llevar nuestras gigantescas bolsas de dormir y los elementos de camping (para cocinar), nos dimos cuenta de que sí necesitábamos despechar 1 bolso. Estábamos preocupados ya que si en la  página web salía 60 Euros (casi el costo del pasaje), en el aeropuerto debería salir más, pero no fue así y terminamos pagando menos de 40 Euros ida y vuelta. Moraleja: no compres todo lo que te venden en internet pensando que va a ser lo más económico.

El vuelo

avion

A minutos de tomar el vuelo

Es viernes 28 y son las 11 de la mañana. Tomo la valiente decisión de no usar  las 2 pastillas de dramamine habituales. “Vamos, estoy viajando a Islandia, no puedo entrar en pánico”, me digo a mi misma. Como la vida es así de irónica y contradictoria, amo viajar pero le tengo fobia a los aviones. Ya sé que según las estadísticas son más seguros que los autos o los colectivos, pero no puedo evitarlo. Suelo llorar, hiperventilar, creer que el avión está por explotar o estar a punto de ser de esas que dicen “pará el avión que me quiero bajar acá”. Para los que alguna vez sufrieron fobias o ataques de pánico saben de lo que les estoy hablando.

nubes avión

Las nubes que cubren Copenhague vistas desde el avión

El avión despega y una vez que pasa la maciza barrera de nubes que se estancó hace meses sobre Copenhague, se estabiliza y yo me tranquilizo. Y descubrimos que era cierto lo que creíamos, arriba de esa masa gris, estaba el sol radiante y amarillo, tal como lo recordábamos (puede sonar exagerado, pero hasta nosotros estamos sorprendidos de comprobar que era cierto todo lo que escuchábamos acerca del clima gris de Copenhague y de cómo afecta al ánimo de los personas).

Llegó la hora del almuerzo y ahí aprendimos nuestra segunda lección sobre aerolíneas de low cost: la comida no está incluida y el costo es casi el mismo que el de un lingote de oro 😉

Tres horas después, el avión traspasa otra barrera de nubes y tenemos nuestra primera imagen de Islandia un poco verde aún, un poco gris y algo de agua congelada, seguida de un rápido aterrizaje un poco movido por el viento; y ¡qué viento!

Llegada a Islandia

Bienvenidos

5 minutos nos llevó encontrar el auto que alquilamos, en el estacionamiento del aeropuerto. Y fueron los cinco minutos más fríos y ventosos que habíamos tenido hasta entonces. Tiramos la mochila en el baúl y nos subimos al auto hechos sopa y con mucho frío. “Menos mal que alquilamos el auto”, decimos a la vez. Quedaba menos de una hora de luz y, tal cual me habían dicho, era imposible hacer dedo con esas condiciones climáticas.

El aeropuerto internacional se encuentra en Keflavik, a unos 50 km de la capital islandesa: Reikiavik. Así que manejamos en esa dirección por autopista con lluvia y neblina. La temperatura supuestamente era de 6 grados, pero la sensación térmica debe haber sido de -10. Esa parte de la ruta está toda habitada y es posible ver a ambos lados algunas casas rectangulares, simples, de color gris, blanco y algunas rojas. Nada que a uno le haga sentir que está en la remota Islandia de Julio Verne.

Se hizo de noche y llegamos a la capital. Como no habíamos comido nada desde las 8 am, Uli venía piloteando las hipoglucemias con pastillas de azúcar desde hacía rato, así que teníamos que comer sí o sí. Fue así como paramos en Subway y comimos el sándwich más caro del mundo: 18 Euros cada uno. Exactamente a  esto nos referimos cuando decimos que viajar con diabetes es más caro. Hay veces en las que no podés esperar una hora más hasta encontrar algo más barato o comprar algo en el súper para cocinar. Hay veces en las que hay que comer sí o sí.  Fue ahí cuando comprobamos que Islandia es incluso más caro que Dinamarca.

Reikiavik

El centro de Reikiavik es un poco difícil de encontrar ya que no hay ningún cartel que diga “centro” y está todo en islandés. Lejos está de ser esa Reikiavik que Alex en Viaje al centro de la tierra, describe como fácil de recorrer en pocas horas.

En la autopista hay 3 carteles que dicen Reikiavik: Reikiavik A, Reikiavik C y Reikiavik N. Lejos de todo sentido común (al que nosotros apelamos), la opción correcta es la N, ahí está el centro, la peatonal, los bares y la Catedral.

santa post

Creo que después de Rovaniemi –Finlandia (donde está la casa de Papá Noel), está Reikiavik. No se si era porque estaba lloviznando y hacía mucho frío, o por las lucecitas que decoraban todos los locales, o por las campanas luminosas que colgaban como guirnaldas de vereda a vereda. Pero era mágico, navideño, de película. Y como si eso no alcanzara, había una casilla de correo que citaba “cartas a papá Noel”.

La catedral era tal como me la imaginaba, gigantesca, majestuosa, resaltando entre todas las pequeñas construcciones.  La llovizna y la luz amarilla le otorgaban un aspecto misterioso que invitaba a quedarse observando por horas, pero el frío pudo más y a los pocos minutos decidimos volver al auto.

Catedral

En el camino encontramos un centro de información turística que estaba cerrando. “No, lo siento, pero esta noche es imposible ver auroras boreales”, nos contestó la chica. Y claro, ¡con semejante tormenta!, pero no perdíamos nada con preguntar. De todas formas, aún nos quedarían 3 noches.

Círculo Dorado

Ya era de noche y estaba todo cerrado a las 8pm, así que decidimos salir a la ruta para adelantar un poco de camino para el día siguiente. Ni bien salimos de la ciudad, nos encontramos con plena oscuridad y una ruta zigzagueante iluminada sólo por el reflejo de la luz del auto en los postes. Llovía y no cruzamos ni un solo auto, ni un solo pueblo en dos horas. No sabíamos si estábamos rodeados por montañas, lagos o precipicios. Sin GPS ni luz más que la del auto, tuvimos que apelar a los mapas y al instinto.

Finalmente aparecieron carteles y llegamos al Parque Nacional Pingvelir. Estacionamos el auto frente a un pequeño local para turistas que abría a  las 10 am del día siguiente y nos dispusimos a dormir o al menos intentarlo. El viento era tan fuerte que no sólo hacía mucho ruido sino que movía el auto. Pero dormimos, y debo decir que si se tiene unas buenas bolsas de dormir no se pasa frío en absoluto.

A las 8.30 am del sábado continuamos el viaje. Al haber tan pocas horas de luz hay que viajar en la oscuridad para llegar a destino.

A las 9.30 am (media hora antes de que amanezca) empezamos a ver realmente en dónde estábamos. No lo sabíamos, pero habíamos dormidos rodeados de volcanes con picos nevados. Desde la ruta veíamos siete montañas nevadas y un paisaje negro, rocoso y con musgos. ¡Eso era realmente Islandia! Lejos de la capital, es más de lo que uno puede ver en fotografías. Es ruta y naturaleza. El hecho de que haya poco y nada de tráfico  y de casas hace que uno se sienta más todavía en un lugar remoto.

amanece

Primer amanecer en Islandia

Pasamos por Laugarvatnshellar, donde se pueden observar las cuevas en las que vivían los islandeses en épocas vikingas y Uli vio su primer charquito de nieve (hielo). Desde la cima, donde están las cuevas, vimos por primera vez  y con luz a Islandia.

cuevas

Volcanes y volcanes nevados a los que sólo se puede acceder en 4×4 (Islandia tiene alrededor de 200 volcanes, la mayoría activos).

De vez en cuando una casita de cuento al pie de la montaña.

casita 1

Ahí empezamos a entender que sólo la parte sur de Islandia está habitada y que el centro es un gran desierto montañoso que en realidad son volcanes y que por esta época del año está cubierto de nieve y glaciares. Las rutas sólo bordean la isla. Hay un par de caminos que se aventuran al medio del país a los cuales sólo es posible acceder en 4×4 y en verano.

Uno de los puntos que uno no puede dejar de visitar es Geysir. La mayor atracción turística es el Strokkur, un géiser que arroja agua hirviendo cada cinco minutos y que pueden llegar a los veinte metros de altura.

Simplemente llegamos, no estábamos muy seguros de qué era. Creíamos que eran aguas termales hasta que nos acercamos y nos asustamos del ruido que hizo la explosión del agua. Es posible ver durante 5 o 6 minutos cómo se mantiene el agua en hervor en ese agujero en la tierra.  Después de unos 3 o 4 minutos las burbujas del hervor empiezan a revolucionarse y se produce la erupción.

Geysir

Otra parada obligatoria son las cataratas de Gullfoss que junto con Geysir y Pingvellir forman parte de la ruta turística más popular de Islandia: el círculo dorado. Es difícil de predecir que en el medio de toda esa llanura rodeada por volcanes uno vería semejantes cataratas, por eso es tan sorprendente.

Gollfoss

*En estas tres paradas turísticas como en las estaciones de servicio, es posible pedir agua caliente GRATIS. Un buen dato para el mate, el chocolate caliente o los noodles.

Couchsurfing en Solheimar

Paulo  y Pami

De tanto charlar no nos sacamos foto con ellos pero los encontramos en la revista del avión =)

Y ya de noche llegamos a Solheimar, una comunidad que está a unos 30 km de Sellfoss. Ahí nos esperaban Paulo y Pamela, dos portugueses que llegaron hace cuatro años a Islandia como voluntarios y que se quedaron trabajando en Solheimar, una comunidad para personas con capacidades diferentes. Pami (como le gusta que la llamen de manera más informal) es la encargada de la panadería y Paulo hace jabones. Ellos se ofrecieron a ser nuestros couchsurfers por una noche y estamos más que agradecidos por eso. No sólo que compartimos una agradable charla en portuñol (mezcla de español y portugués) sino que nos advirtieron de una fuerte tormenta polar que estaba pronosticada para las 12 de medio día del día siguiente.

Paulo nos escribió en un papel el pronóstico del tiempo hora por hora según el camino que nosotros pensábamos hacer al día siguiente hasta el glaciar. Nos advirtió que a las 12 empezaba la tormenta con vientos fuertes y que debíamos refugiarnos en algún hotel ya que era inseguro quedarse en el auto porque los vientos fuertes suelen dar vuelta hasta tractores. Nos asustó un poco, pero al menos nos hizo ser conscientes de la realidad con la que nos encontraríamos al día siguiente. Tuvimos que cambiar de planes, a nuestro pesar (porque implicaba perder medio día de nuestros preciados 4)y planeamos llegar a Vic a las 12, el último pueblito antes de todo el desierto islandés (único camino para llegar al glaciar). El problema es que si te agarra la tormenta en pleno desierto, no hay dónde refugiarse.

Esa noche, caminamos por Solheimar y visitamos la cabaña para voluntarios donde conocimos a Azun, una madrileña que le encanta hablar y que nos hizo reír mucho con sus comentarios graciosos. Después, y antes de volver a descansar en una cama, Paulo nos enseñó cómo reconocer el comienzo de una aurora boreal, aunque esa noche tampoco fue posible verla ya que estaba todo nublado.

Es necesario alejarse de las luces y mirar por un rato al noreste. Cuando se empieza a ver un leve color verde que se diferencia a penas del cielo, ese es el comienzo de una Aurora. Creímos ver algo entre las nubes aunque era difícil saber si era la luz de la luna o una Aurora Boreal, así que le saqué una foto para ver si se veía algo (sin trípode ni nada, sólo para probar) y, efectivamente, detrás de todas esas nubes estaba la aurora boreal, pero no la veríamos esa noche.

Tormenta épica

Volvimos a la ruta el domingo a las 8.30 de la mañana con el plan de ver dos cascadas y llegar hasta Vic, donde (sin hacerle mucho caso a Pami y Paulo) estacionaríamos el auto en algún lugar “seguro” y pasaríamos la tarde y la noche ahí.

A las 11 am llegamos a la primera cascada, Seljalandsfoss, y ni bien nos bajamos del auto empezó el viento. En Islandia hay que tener cuidado con los vientos cuando abrís la puerta del auto ya que las suele romper. En ese momento entendimos por qué. Caminamos hasta la cascada en medio de ráfagas de viento de  100 km/h. Era divertido y gracioso que el viento casi te tumbe (o lo fue por unos 15 minutos, mientras estuvimos en la cascada). Además, el hecho de que haya una combi con algunos turistas, daba tranquilidad. No estábamos solos.

Cascada

11.20 volvimos a la ruta, pero la tormenta se había adelantado y, aunque estábamos a 50 km de Vic, a la velocidad que íbamos (50 km/h) no llegábamos para las 12 del mediodía, sobre todo porque había que cruzar unas montañas. El bus de turistas arrancó para el otro lado (para Reikiavik) así que estábamos sólos en la ruta en un autito tipo Gol azotado por la lluvia y el viento que ya pasaba los 100 km/h e iba en aumento.

¿Y ahora qué? Era una realidad que no llegábamos a Vic, pero también era una realidad que no había nada en el medio y que estábamos a la misma distancia del último pueblito que habíamos pasado.

De repente vemos algo a la izquierda, era un hotel con pinta de muy lujoso. Se nos ocurrió entrar y preguntar si podíamos estacionar ahí hasta que pase la tormenta, pero nos arrepentimos y quisimos intentar llegar a Vic de todos modos. Cinco minutos después, el viento había empeorado y ni bien vimos una casita metida en el medio del campo, nos mandamos. Había un hombre guardando un tractor, y en el medio de la lluvia y el viento le preguntamos si podíamos estacionar en algún lugar cerca de la casa hasta que pase la tormenta. El hombre nos miró y sin dudarlo nos dijo: “seguro, síganme”. Y seguimos el tractor hasta la puerta de la casa, ahí nos indicó que estacionemos frente a un garaje y nos pidió que bajemos. Nos llevó hasta la puerta donde apareció una chica joven, como de mi edad,  un nene de unos 5 años y una nena de 2 que sonreía intrigada. Nos invitaron a pasar y nos ofrecieron algo de almorzar.

nenes

Las luces titilaban y se escuchaba cómo el viento chocaba contra las paredes de la casa. Anna y Frederik estaban felices de tener a dos personas para jugar ya que no podían ir a ningún lado por la tormenta. María y su esposo, nos explicaron que era muy peligroso volver a la ruta y que la tormenta duraría hasta la mañana del día siguiente. Nos invitaron a pasar el día con ellos y a dormir en un cuarto que tenían disponible.

Les dimos de probar mate (que por supuesto no les gustó), vimos la Maríapelícula de Disney Maléfica, comimos torta, cocinamos ñoquis (nuestra especialidad) y por último vimos  una película del lejano oeste con pochoclos, Amarula y cerveza. Nada mal ¿no?

Cerca de las 7pm nos cuenta que en el noticiero decían que había muchos turistas que no habían llegado a los hoteles y otros tantos que estaban siendo rescatados. La tormenta con forma de huracán, era una tormenta épica ya que no se había registrado una similar desde 1991. Tuvimos mucha suerte de que esta familia nos hospedara sin siquiera conocernos.

tormenta tablet

Lo verde que apenas se ve abajo del Huracán, es Islandia

Habíamos escuchado de la hospitalidad de los islandeses pero no nos esperábamos tanto. Paramos frente a su casa como última opción ya que estábamos muy asustados y nuestra única expectativa era que nos dejaran estacionar el auto. No esperábamos que nos abran las puertas de su casa, que nos inviten a pasar la noche, que conversen con nosotros todo el día y que sus hijos jueguen toda la tarde con nosotros como si nos conocieran desde hace tiempo.

cena islandesa

Esa noche, claro está, tampoco pudimos ver la Aurora Boreal.

Nieve y glaciar

Salimos el lunes a las 8 am para llegar al glaciar. La tormenta ya había parado y el pronóstico para todo el día anunciaba nieve pero no vientos huracanados como el día anterior.  Ni bien arrancamos el auto, empezó a nevar. Estábamos viendo nevar por primera vez (cabe destacar que sólo veíamos lo que las luces del auto nos dejaban ya que era de noche).

Nevaba y la ruta estaba congelada, pero llegamos a Vic sin ningún problema. Un pueblito que era más chiquito de lo que pensábamos. Todavía era de noche y las lucesitas amarillas reflejaban en la nieve-hielo que se acumulaba en el suelo.

Y después de Vic, el desierto. Empezaba a amanecer y ahí entendimos por qué lo llamaban desierto (que no se relaciona para nada con esa imagen de médanos y calor que tenemos). El desierto islandés consta de kilómetros y kilómetros de nada. Es sólo la ruta, piedras negras rocosas a ambos lados, de vez en cuando cruzás algún río de deshielo y a lo lejos las montañas. En este caso, se sumaba el factor de que era todo blanco, blanco nieve, hasta la ruta (costaba diferenciarla ya que no se podían ver ni las líneas ni los carteles, estaba todo cubierto por la nieve y el hielo).

ruta blanca

Llegamos a la 1 pm al parque nacional Skaftafell. Desde la ruta ya se podía ver Vatnajökull, el glaciar más grande de Europa que abarca todo el Sudeste islandés. “¿Ese es el glaciar?, sisi es el glaciar, mirá!!”. Nos entusiasmamos un poco cuando, por fin, llegamos a pesar de la tormenta, la nieve y las rutas congeladas. Un día atrás pensamos que quizás no lo veríamos, y ahí estábamos.

Hay una sola forma para llegar a Skaftafell por tierra, que es uno de los primeros paradores para ver el glaciar, y es por la ruta 1 que costea toda Islandia. Como las excursiones suelen salir desde Reikiavik y nosotros estábamos a mitad camino cuando partimos por la mañana, además de que las rutas estaban congeladas y pocos se animan a manejar, fuimos los primeros en visitar el glaciar ese día. Como premio, nos aventuramos por un caminito en la montaña lleno de nieve inmaculada y disfrutamos del paisaje completamente solos.  El glaciar más grande de Europa y nosotros, ¿qué más podíamos pedir?

glaciar

Vimos cómo se venía la tormenta de nieve sobre nosotros y decidimos volver. Estábamos a dos horas para el Este de la famosa laguna glaciar Jökulsárlón, pero nos quedaban solo dos horas de luz y teníamos más de 300 kilómetros al Oeste para llegar a Reikiavik a través de una ruta congelada y tormentas de nieve. Decidimos emprender el camino de vuelta.

Casi que no llegamos a ver la playa negra. Nos apuramos lo más posible pero sólo quedaban segundos de luz cuando llegamos al mirador. El viento helado, la tormenta que se avecinaba y la noche, hicieron que nos quedemos sólo con esta imagen.

playa negra

Aurora Boreal

Sellfoss es el paso obligado por la ruta 1, un hermoso pueblito de cuentos con casitas iluminadas y callecitas nevadas con montañas de fondo.

Por primera vez, en cuatro noches, vimos un par de estrellas en intervalos despejados entre nube y nube. Volvimos a tener esperanza de verla a pesar de que todos los islandeses nos decían que no se nos iba a dar, que las noches no eran ideales, que estaba muy nublado y que la actividad no era muy fuerte. “Las auroras se producen cuando el viento solar entra en contacto con el polo norte y sur de la magnetósfera terrestre, produciendo una luz difusa pero predominante proyectada en la ionosfera terrestre.” Las condiciones necesarias para ver una Aurora Boreal son: Noches oscuras, en lo posible sin luna; temperaturas bajas, 0°C o menos, estar lejos de las luces de la ciudad y tener un cielo despejado, libre de nubes.

Estábamos a solo 90 km del aeropuerto y aún nos quedaban varias horas para tomar el vuelo a Copenhague, así que decidimos quedarnos un poco más a ver que pasaba. A pesar de que la luna llena brillaba en lo alto iluminando todo (como NUNCA), y las nubes iban y venían, nos alejamos de la ciudad, nos metimos un poco en la montaña y estacionamos el auto dispuestos a esperar por muchas horas, las que fueran necesarias.

Eran las 8pm y se supone que la mejor hora para ver Auroras Boreales es entre las 11 y 12 de la noche. De todas maneras, pusimos en práctica lo que nos enseñó Paulo, nuestro Couchsurfer portugués. Hay que mirar el cielo en dirección noreste, tapar con la mano la luces cercanas e intentar visualizar una línea verde oscuro. Cuando hay luna, es difícil saber si es la luz de la luna o el inicio de una Aurora Boreal, así que nuevamente agarramos la cámara de fotos (esta vez con trípode y disparador) y ahí estaba. Verde, brillante y majestuosa, pero sólo en la cámara. Nosotros casi que no la podíamos ver pero nos entusiasmamos tanto que sacamos miles de fotos. Era la Aurora Boreal y estaba ahí, aunque sólo veíamos unas líneas de color verde pálido. Nos subimos al auto a esperar que la luna se vaya (ilusos, en 3 horas nunca se movió de lugar (?) ). Nos pusimos a jugar a nuestro clásico chin chon y media hora después, nos asomamos y empezó todo. Detrás de la montaña salían rayos verdes como de proyectores, parecía irreal.  La luz verde “Avada Kedavra” se hacía más intensa a medida que pasaban los minutos y de un momento a otro, atravesó todo el cielo. Era una tira ondulante que salía del este, de las montañas, y se escondía en el Oeste.  Fueron 15 minutos de mirar para arriba, de intentar abarcar todo con la mirada, te intentar congelar esos momentos únicos.

aurora 1

Luego de que algunas nubes taparan semejante espectáculo, decidimos volver a la ruta y, quizás, encontrar otro lugar para apreciarla. Salimos a la 1, nos alejamos de la montaña y enseguida tuvimos que parar el auto en una pequeña entradita que encontramos. No lo podíamos creer. A pesar de las luces de los autos, de la luna, de la ciudad a lo lejos, la Aurora Boreal cada vez se hacía más intensa y abarcaba casi todo el cielo. Y como todo gran momento tiene música de fondo, tuvimos la dicha de escuchar ese pequeño silbido del viento, ese canto que traen las Auroras muy de vez en cuando y que hacen el momento aún más mágico. Ya no necesitábamos la cámara para verla en toda su intensidad, ya era parte del paisaje. La mirábamos felices, extasiados. Estábamos cumplimento un sueño que casi no nos animamos a poner en la lista de deseos por ser muy imposible. Como dicen nuestro amigo Seba: “Todos tenemos Auroras en nuestra lista de viajes”, aunque nosotros lejos de tacharla de nuestra lista, está dentro de las cosas que queremos volver a ver.

Aurora 2

y para terminar, les compartimos un videito de 4 minutos con filmaciones que hicimos durante el viaje.

El álbum de fotos está en nuestra FANPAGE ViajerosCrónicos.

12 Comentarios »

  1. Los felicito por hacer lo que hacen y gracias a ustedes hace mas de dos meses he tomado la desicion de emprender un viaje el cual estoy ya a un 90 % y en la cuenta regresiva y con los pasajes en la mano.
    Gracias por compartir todo lo que viven, para son y seran unos referentes de mi proxima etapa a vivir.
    Nuevamente los felicito.
    Marcos

  2. Chicos algún concejo para tirarnos? con un amigo nos vamos a principios de marzo y nos estan tirando bocha de pálidas al tema de viajar en auto e intentar dormir en él. Qué tal está el clima para manejar?

    • Posta? La verdad que no hay nada mejor que viajar en auto por Islandia y dormir ahí. Es la mejor opción. Nosotros fuimos en diciembre y la pasamos bien a pesar del hielo en la ruta y el frío. Lo que necesitas es una buena bolsa de dormir. Por 5 días es la mejor opción. Ya más no se por el tema duchas y eso. Te podés llevar para cocinar te y todo. Por qué les tiraron pálidas? En algo específico?

      • Por el tema de manejar ahì, que las condiciones son malas y puede ser muy peligroso. La verdad que tenemos ganas de ir en auto, y teniendo en cuenta que es en marzo, con el invierno casi terminando, no nos queremos desanimar tanto.
        Mucha experiencia manejando en hielo/nieve ustedes? gracias por la buena onda!

      • Che en marzo ya no va a estar ran feo. Nosotros era la primera vez en nuestras vidas que veíamos nevar, para que te des una idea. Alquilamos un autito tipo Gol y aún así sobrevivimos. Es cierto que la naturaleza es agreste y puede ser peligrosa si no se la respeta. Si quieren meterse en caminos que no sea sólo la ruta principal (la q le da la vuelta a la isla ) necesitan una 4 x4. Lo que si es fundamental que estén atentos con el clima y pregunten todos los días a la gente. El clima cambia muy de golpe y son normales los cientos fuerte de más de 100 por hora que dan vuelta autos. Estando bien informado y siendo respetuoso con la naturaleza es súper seguro 😊.

  3. Gracias chicos por toda la info y la buena onda! vamos a hacerlo, y vamos a respetar tanto a la naturaleza que nos va a hacer algùn planteo de por què estamos tan frìos.

    • Jajaj. no se preocupen. Mientras no se metan por caminos cerrados ni conduzcan con vientos de más de 100 km por hora, van a estar bien. El auto es la mejor opción para cazar auroras boreales. Cuando lleguen pregunten en el centro de atención al turista de Reikiavik si hay chances de verlas y donde. De todas formas, si les dicen q no, no dejen de intentarlo. Busque lugares lejos de las ciudades y donde se vea mucho cielo. Instalen sé desde las 20 hasta las 3 a ver si aparece. Vale la pena probar. Que lo pasen lindo chicos! !! Pasen fotos después 😊

  4. Hola chicos, muy bueno su relato de viaje, estoy en DK tambien por WH y ya planeando la visita a Islandia para Noviembre y justo doy con su blog que esta buenisimo y me animo aun mas a hacer este viaje. Abrazos y buenos viajes.

    Andy!

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